Esta es una declaración del evangelio, de la actitud de Dios y de su manifestación para salvar al ser humano perdido. El resultado del afecto de Dios en la vida de la persona que lo acepta, es la liberación espiritual de la condición de maldición a consecuencia del pecado. El gesto de Dios para que tengamos vida eterna es la acción más grande de amor. Como el mundo jamás se volvería a Dios y jamás lograría salir de la muerte espiritual, Dios tomó libremente la iniciativa de darnos la bendición de su amor como el remedio y la solución para nuestro mal.
«El sacrificio de Cristo el Hijo de Dios, es la manera en la que Dios da a conocer su amor, Cristo es la solución amorosa de Dios para resolver el problema espiritual humano. La experiencia con el evangelio nos hace disfrutar del amor de Dios desde nuestro interior y se manifiesta en todos los aspectos de nuestra vida, ya que el plan de Dios es que, en todo, ahora y siempre disfrutemos y gocemos de él.»
Como Dios nos dio su amor sin que lo mereciéramos esto indica que no hay nadie especial o algún pueblo o nación distinta que otra para que sea digna de la salvación que Dios nos da como resultado de su amor. Todas las bondades que Dios nos da también muestran que la salvación nos es por la acción humana, pues todo lo llevo a cabo Dios con su amor. Lo único que tenemos que hacer nosotros, es recibir el gran amor de Dios creyendo en Jesucristo.
El regalo de Dios fue la cosa más preciada de él. Esto también muestra la entrega total de Dios y lo perfecto del amor de Dios, porque precisamente Cristo perfecto en su persona, llevó a cabo la obra más perfecta de redención para que hoy podamos recibir la vida eterna. Por esto es por lo que, debemos aférranos al amor de Dios, confiar y depender de Jesucristo, porque nada ni nadie puede opacar su obra de salvación, como tampoco por nada puede disminuir el amor de Dios. Disfrutemos la vida eterna que Dios nos da, porque tan grande es el amor de Dios, que sin merecerlo nos dio lo mejor.